ANTXON URRESTARAZU
«La fascinación de los vascos por Cádiz es asombrosa. Es un fenómeno, un 'boom'»
Creado como un blog para detallar la huella histórica de los vascos en la ciudad, su espacio se ha convertido en un activo vínculo turístico y gastronómico de ida y vuelta
«He padecido el nacionalismo excluyente, quizás por eso me guste tanto el estilo de vida del gaditano»
«En Andalucía, los niveles de corrupción son una rémora. Un montón de millones han ido donde no debían»
Tienen algunos afortunados la fortuna y el arrojo de elegir otra tierra distinta a la que les tocó en el sorteo natal. Adoptan patrias chicas voluntarias, por elección racional o pasión. Para redondear el negocio emocional y vital, ni siquiera rompen vínculos y amarras con la oficialmente propia, esa en la que suelen quedarse montañas de recuerdos y afectos a los que volver constantemente. Tienen mala fama los amores premeditados pero son muchos los que los aplican al territorio. «Quiero pasar mis días allí», dicen algunos. Pero, asombro, van y lo hacen. Antxon Urrestarazu (San Sebastián, 1955) es uno de ellos. Son muchos: europeos que buscan mejor clima, otro ritmo o pensionistas que buscan sol y paz. Personas que deciden hacer una mudanza integral, interior. Pero el caso de este donostiarra que vivió largo tiempo en Zarautz (licenciado en Filosofía y arquitecto técnico, técnico en desarrollo local), es distinto. Trata de hacer proselitismo. Quiere ganar adeptos para su causa, su amor por la provincia de Cádiz y, además, difundir la curiosidad y el aprecio por lo vasco entre los gaditanos. Animar a los de allí a que vengan por aquí pero también a los de aquí a que vayan. Que 'bajen' ellos, que 'suban' los gaditanos. Esas escaleras intelectuales son sanísimas para paliar dolencias a las que cualquiera está expuesto, como los prejuicios y la ignorancia. Son estupendas para conocer, crecer y disfrutar de lo mejor de dos mundos que Antxon adora con espíritu crítico, sin fascinación ciega ni caricatura exagerada. Para conseguir su propósito, creó hace año y medio el blog Euskádiz (www.euskadiz.com) que ha devenido en página web, en asociación y, proximamente, en una empresa de servicios turísticos.
-¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué una web para exponer y resaltar los vínculos entre Cádiz y Euskadi?
-El blog empezó en 2012. En realidad, el germen del asunto fue una afición, digamos, artística. Fue una idea más bien cultural. Hay una historia muy potente de los vascos en Cádiz, hay una tradición fortísima, mucho más de lo que suele pensarse. Empezamos a descubrir historias espectaculares. Curioseaba y cada vez encontraba más. Empecé a buscar un poco más en serio.
-¿Tantos vínculos son?
-Hay muchos. Desde los escudos de las provincias vascas en la Catedral, hasta la cofradía de los vascos, que es Humildad y Paciencia, el altar mayor de San Agustín, muchas obras del Neoclásico... Me atrae más el Neoclásico que el Barroco. Pedro Ángel de Albisu, de la pequeña y querida Zumárraga, llega a ser arquitecto mayor de Cádiz. Te encuentras el paso de Sancho de Urdanibia, que era irunés... Muchas historias. En los siglos XVII y XVIII el paso de vascos por la vida gaditana es muy frecuente. El blog siempre tuvo, y tiene, colaboraciones de amigos, de profesores e historiadores, como Alberto Ramos Santana o Juan Antonio Fierro Cubiella por mencionar dos muy recientes. La última relata la historia de Pedro de Garaycoechea, que dio nombre al popular arco tras el Mercado Central. Como esas, hay muchas. Son apasionantes.
-¿El mar? ¿América? ¿Qué les traía?
-Todo eso influye de forma fundamental, claro, más aún en esos dos siglos pero la persona que mejor ha documentado esa historia de los vascos en Cádiz, José Garmendia Arruebarrena, también comenta en un gran texto que hay motivaciones culturales, sociales. Los vascos han vivido siempre en un territorio pequeño y difícil, siempre han tenido necesidad de salir, un espíritu aventurero, viajero. Lo que ahora se llama emprendedor pero de toda la vida, de salir a buscar.
-¿Cómo llega esa idea histórica y cultural a la actividad turística y gastronómica que tiene ahora la web?
-Fue una evolución natural. Cada vez más vascos venían a Cádiz. Desde hace unos años hay un auténtico 'boom' de Cádiz en el País Vasco. Es un fenómeno real. Cada vez venían más y nos ofrecíamos a ayudarles, a informarles, ejercíamos constantemente de anfitriones, así fue surgiendo la parte turística y gastronómica, un poco por casualidad, por organizar lo que hacíamos a nivel particular. Hace un año, decidimos darle un giro al blog, incluirlo en una web más completa y trabajada a la que pude dedicarme más por mi situación personal y laboral. Tiene varios apartados, con propuestas turísticas, incluye el blog con las historias arquitectónicas, culturales, pero tiene más elementos. Creamos el Club de Calidad que agrupa ya a más de 40 socios y 300 simpatizantes que participan en actividades, tienen descuentos, preferencia para asistir a citas como los encuentros gastronómicos (ahora en Los Dedócratas pero estamos buscando sitio propio), visitas, viajes a Cádiz, también viajes de gaditanos al País Vasco. Hace una semana hicimos el primero...
-Al final será una especie de agencia de viajes especializada...
-En unos meses queremos pasar de ser una asociación sin ánimo de lucro, como aún es, a una empresa de servicios. Queremos ofrecer experiencias, emociones, un conocimiento real, viajes de inmersión les llamamos, en la realidad de la cultura, de la naturaleza, la gastronomía, las ciudades. No los tópicos turísticos, no lo trillado. Queremos darle eso tanto a vascos que vengan a Cádiz como a gaditanos que vayan a Euskadi. Pero vamos poco a poco. La web y el proyecto los llevamos entre cinco. Mi mujer Arantza, que es la única vasca conmigo, Ángel Francisco Veas, Alberto Reina y Juan García. Cada uno tiene unas circunstancias y veremos cómo va todo. Una de las cosas que me gusta de los gaditanos es la naturalidad para afrontar las situaciones como vengan. Yo soy más planificador pero es admirable esa capacidad de improvisar. Así que intentaremos usarla. Veremos cómo va. Por ahora hemos avanzado así, según aparecían las circunstancias, y ha ido bien.
-¿Fascinación?¿'Boom'? ¿Fenómeno? ¿Tan intenso es el atractivo de Cádiz en Euskadi?
-Es asombroso. Creo que empezó en los 90 pero no ha dejado de crecer. Tenemos los datos del Patronato de Turismo de Diputación y, para una población de dos millones de habitantes, el número de visitantes que llegan todos los años es espectacular. He hablado mucho con muchos vascos sobre la fascinación que les produce Cádiz. Está el clima, el mar, esas playas casi vírgenes, todo eso influye por supuesto pero hay algo más, más complejo y más profundo.
-¿Complejo y profundo?
-Con Pedro Pardo, un bilbaíno afincado en Vejer, por ejemplo, lo he hablado mucho. Él tiene la teoría de que a los vascos nos atraen los personajes, las personalidades tan marcadas y distintas que se encuentran en Cádiz, en cualquier barrio, en un paseo. Dice que nos fascinan «los nombres propios» y que cada uno sea tan distinto. Yo creo que deslumbra el estilo de vida. Hay un vitalismo, una alegría cotidiana que en otros lugares no se ve. Hay una capacidad de disfrutar pese a las dificultades, con todos los problemas, que los hay, más que en otros lugares, que resulta contagiosa y admirable. Es el placer de las pequeñas cosas, de la conversación con el vecino, del café, del aperitivo...
-¿No es tópica esa idílica visión?
-Es real. Esa cultura, esa forma de vida existe. Pero llevo en Cádiz desde 1999 y tengo una visión crítica. Por supuesto que hay cosas difíciles, que no me gustan.
-Láncese...
-Pues muchas cosas, como a todos los que viven aquí. Como a los vascos que viven allí les disgustan cosas de Euskadi. Por ejemplo no comparto eso tan complaciente del Carnaval, el del Falla por lo menos, de cantarle tanto a la ciudad, de ser tan indulgente de palabra pero luego no llevar a la práctica esos mensajes. También veo un extremismo que hace pasar a la gente de esa complacencia a lo opuesto, al derrotismo y al pesimismo. Sin punto medio, sin intentar localizar las virtudes y los defectos que se tienen, los valores y las carencias. Cuesta identificar lo que se tiene de veras valioso e impulsarlo.
-¿Por ejemplo?
-Muchas cosas, ese estilo de vida, la naturaleza, la Sierra, mil productos pero, por decir algo concreto, en Euskadi se promueve, se consume y se defiende mucho más el txakoli que en esta provincia los vinos de Jerez. Cuando el txakoli, comparado con esos caldos, es un vino sencillo. Pero lo venden mejor, lo piden en las tabernas, lo defienden. Eso nos falta en Cádiz.
-Ahora está de moda reírse del tópico. El gran éxito de la chirigota de 'Los Patxis' o el récord de taquilla de 'Ocho apellidos vascos' parecen consolidar un fenómeno que ya comenzó con 'Vaya semanita' o 'Polonia' en la tele ¿Es una moda pasajera? ¿Burlarse significa superarlos?
-A mí no me parece mal. Tienes que reirte de esos tópicos porque, en realidad, hay que intentar desmontarlos. Siempre son una visión parcial, interesada. El tópico es cómodo. Te permite tener una idea sin tener que entrar en todas las excepciones, sin analizar.
-¿Sufre los prejuicios y tópicos por partida doble? ¿Los de Cádiz allí? ¿Los vascos aquí?
-Son inevitables. Todos los tenemos. Pero en 15 años que llevo en Cádiz jamás, nadie, ni una vez, me ha ofendido o me ha marginado por ser vasco. Ni una palabra. Si alguien ha dicho algo sería a lo lejos porque no recuerdo ni un caso. Idiotas hay en todas partes del mundo. Y algún prejuicio llevamos todos. Se trata de conocer directamente para romperlos. Ahora, en el viaje de gaditanos a Euskadi hemos escuchado mucho el tópico de «cómo se nota que aquí hay dinero» y también es injusto, parcial.
-¿Por qué? ¿Acaso no hay más nivel de renta? ¿No es verdad?
-Sí que hay más renta, más empleo pero es que también se trata de emplear bien el que tienes. El País Vasco, como Cádiz, ha recibido un río de dinero público, de la Unión Europea y de otras administraciones, pero allí se ha empleado muy bien. Las tres capitales han vivido un cambio asombroso. Bilbao, Vitoria y San Sebastián, cada una con alcalde de un color político, verso libre de sus partidos en varios casos, pero todos han respetado el dinero público, lo han empleado en transformar las ciudades. En Andalucía, los niveles de corrupción son una rémora. Se ha perdido un montón de millones que no ha ido a donde debían. En el País Vasco se ha tratado con más respeto ese dinero de todos. Hay más, de acuerdo, pero se ha tratado mejor. En Cádiz, en toda la provincia, también echo de menos a políticos con capacidad de planificación, de liderazgo, con criterios de eficacia. Aquí, en todos los partidos, prima el clientelismo, el populismo. Son dos formas de hacer política que probablemente están ancladas en dos modelos culturales distintos.
-Pero, con todo, adora Cádiz
-Es mi lugar en el mundo. También soy muy feliz cuando voy al País Vasco. Y adoro Berlín, viví allí e intento ir a ver amigos un par de veces al año. Es una ciudad fascinante. Todo es compatible
-¿Lo ideal sería aplicar en Cádiz esos criterios de eficacia colectiva de Euskadi, de Alemania, del rico Norte?
-Alguna vez lo he hablado con amigos. Coger lo mejor de ambos mundos y... Pero es imposible. Algo se estropearía. Si en Cádiz tratásemos de hacer las cosas como en Euskadi o en Euskadi tratáramos de vivir como en Cádiz, algo no funcionaría. Es una utopía y ya sabemos cómo han acabado casi todas las utopías.
-¿Ha sufrido alguna? ¿La nacionalista radical?
-He padecido el nacionalismo excluyente. Por eso me hace gracia cuando alguien se indigna o intenta explicarme aquí lo que sucede allí. Yo me lo comí media vida. En Euskadi, casi todos hemos vivido historias muy fuertes. Ahora, ese clima de asfixia, que era brutal, ha cambiado mucho. Ya sí se nota, de dos años para acá. Mucho. Quizás por eso me guste tanto ese estilo de vida de Cádiz. Es lo opuesto a lo que había.
-Pero parece abrirse el camino del independentismo, como en Cataluña
-Fue una frase en el Alberdi Eguna, que siempre toca decir algo de eso, sobre el derecho a decidir o algo así pero creo que ahora, en Euskadi, hay mucha sensatez. Será por todo lo que hemos vivido que ha sido durísimo pero creo que se van a hacer las cosas bien. No sé qué sucederá pero creo que la mayoría de la sociedad, incluso de los políticos, van a tener mucho cuidado con cuándo y cómo hacen las cosas. Quizás por todo lo que hemos pasado antes.
-Si usted le descubre Cádiz a tantos vascos ¿Quién se la descubrió a usted?
-Recorrí Andalucía en bicicleta con 20 años, con un amigo. Recuerdo cómome gustó. Sanlúcar me deslumbró. Y Cádiz. Pero no volví. Hasta 1999 cuando queríamos buscar otro sitio en el que vivir. Pensamos en Andalucía y muchos amigos nos hablaron de Cádiz. Vinimos a ciegas, casi. Y nos quedamos.
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